Conocer la verdad nos libera cuando la integramos. El Maestro decía “Conocerás la aleteria y la Emuná te hará libre”. Aleteria es la verdad intrínseca y emuná es la fe, entendida como integración, como la nueva creencia verdadera.
Tener fe es creer, tener fuerza de creer en nosotros y nosotras. Ahora, para cambiar el atributo erróneo de creer en algo que está afuera de nosotros, como una fe en algo o en alguien que no somos nosotros, vamos en busca de un nuevo significado, como debemos hacer con muchas cosas. Debemos resignificar, poner en un nuevo contexto lo que aprendimos en su momento con otro paradigma. Ahora se trata de creer en nosotros y descubrir quiénes somos.
Recuperar nuestro poder interior, nuestro poder creador, pasa por responsabilizarnos de nuestra vida y nuestra realidad. Igual hemos estado influidos por otras personas, también por nuestras creencias y nuestras emociones, pero la responsabilidad es reconocerlas para transformarlas. Por eso debemos conocer la verdad, ponerla en el contexto correcto e integrar la nueva información.
Conocer la verdad que nos está influyendo en nuestra vida, que nos impide expresar nuestra propia esencia y transformarla, nos libera. Cuando liberamos esa energía y nos expresamos desde esa nueva frecuencia, sentimos una gran liberación, nos sentimos aliviados.
Luego debemos mantener esa nueva información para que todo cambie a nuestro alrededor. Poco a poco, paso a paso, pues la paciencia es un don imprescindible para llevar a cabo nuestra transformación y nuestro camino de vida. De esta forma vamos reconstruyéndonos a un nuevo estado del Ser, más armonioso, más equilibrado, donde la paz se comienza a instalar durante más tiempo y gestionamos mejor nuestras emociones y nuestra energía.
Así va apareciendo la verdad sobre quiénes somos, qué somos, cómo funciona la vida. Entendemos porqué hemos recorrido el camino que hemos recorrido. Aflora la inocencia de ver las cosas tal como son, sin los tintes de las emociones y las creencias, lo que nos ayuda a liberarnos aún más, porque nos permite alinearnos con la vida y con nuestra verdad. De esta forma nos damos cuenta de que todo ello nos conduce a llevar a cabo algo que compartir con los demás, porque descubrimos que lo que aprendemos va despertando nuestros dones, a medida que vamos recuperando nuestro poder personal.
Entonces conectamos con algo superior a la personalidad, dejamos de identificarnos con el personaje, con los personajes que creamos para descubrir esas limitaciones y nuestra verdad, liberarnos de ellos y confiar en que los dones que se despiertan son parte de nuestra esencia. La transformación conlleva una transformación en nuestra energía, en nuestra frecuencia, que se alinea con nuestro Ser superior, y ahí no existe el egoísmo, o lo que es lo mismo, el programa EGO.
Al ir trascendiendo capas de la personalidad con la que vinimos a tener la experiencia humana para volver a encontrarnos con nuestra esencia verdadera que somos antes de encarnar en un cuerpo humano, nos lleva a querer compartir nuestra experiencia con los demás poniendo en práctica nuestros dones.
Esto es lo que hemos convenido en llamar “servicio”. A la vida, principalmente. Compartir la consciencia que hemos ido adquiriendo para que otros se descubran como hacemos nosotros, conecten con su propia verdad y se liberen de sus personajes. Pero sobre todo, que se den cuenta de que este juego de roles que llamamos vida existe como una creación para tener esa experiencia de descubrirnos y de aportar nuestra verdad al juego.
Crear nuestras propias reglas dentro de un marco que tiene sus reglas, pero que nadie te dice cómo tienes que jugar. Las reglas macro se van descubriendo por los tropiezos que damos, por cada vez que dejamos de pensar y de actuar por el bien de todos, por hacer a los demás lo que a nosotros no nos gustaría que nos hicieran.
Vencer los impulsos y las tentaciones, y sobre todo, a creer que “tenemos” que hacer algo que va en contra de nuestros principios porque tenemos la misión de llevar a cabo no se sabe qué.
Todos estamos a prueba, y cuanta más consciencia desarrollamos, más responsabilidad tenemos y más pruebas tenemos. Pero hay un nivel más allá: entender que las pruebas no son tales, simplemente que el ciclo de vez en cuando se activa para que refinemos nuestro trabajo consciencial. Cuando lo entendemos como prueba, aún estamos en un nivel de lucha. Cuando lo entendemos como una puesta a punto, un refinamiento, estamos empezando a dejar el bucle.
Nuestra mente cambia, nuestros patrones mentales cambian, porque hemos creado nuevas rutas neuronales que nos permiten otra consciencia. Lo mejor de todo, es que poco a poco nos damos cuenta que la magia y los milagros no son tales, simplemente son hechos que ocurren porque desconocemos porqué suceden. Al tener una mayor consciencia, este cuento de hadas va dejando de serlo, y ahí es donde tenemos que reinventarnos para no caer en la fantasía de querer seguir anclados a ellos.
Buscar nuevos retos, despertar nuevos dones para crear nuevas realidades que sean útiles a la vida y a los demás, lo que nuevamente nos lleva a seguir liberándonos y descubriendo nuevas verdades, manteniendo siempre la vista en nuestro interior. Dar pasos más allá de nuestros límites para seguir creciendo, superarnos, y no caer en la monotonía, porque cuando nos proponemos retos nuevos, desafíos diferentes, nos damos la oportunidad de seguir descubriéndonos y navegar en un universo ilusionante.
Conocernos es un gran reto, mirar hacia adentro no es fácil ni sabemos cómo. Lo importante es dar el primer paso, confiar en la vida y tener constancia. Tenemos alrededor demasiadas distracciones pero la única manera de avanzar y tomar consciencia muchas de las veces es a través de las crisis. Mil gracias por tan maravilloso artículo que me sirve de inspiración. Gracias, Gracias, Gracias.
Sí. Lo importante es tener consciencia de sí mismos, como tienes tú.
Muchas gracias por tú aportación.