Tuve que cruzar el Atlántico para conectar con la fortuna y aprendí que hay que ganársela, no llega porque sí. Dedicarse al sagrado oficio de trabajarse a sí mismo, renunciar a lo que me aleja de mí, siempre con la mirada puesta en el centro de mi Universo, nadando en el proceloso mar de las…
La vi recorrer su andadura por el cristal, sorteando motas de polvo. Se detuvo un instante al verse observada. Su timidez desapareció y reanudó su senda a ti. Al soltarse del cristal cayó al vacío y estalló en tu frente. Entonces te vi. Abriste los ojos, se cruzaron nuestras miradas.
Pegado al dorso de las manos y hombros había unos hilos muy finos y transparentes. Pude verlos porque en un espacio oscuro un rayo de luz lateral los iluminó. Los seguí con la vista y vi que alguien los movía. Trepé por ellos y tomé el control de mi vida.
Una ola la borró y desapareció. Con la mirada perdida el horizonte se amplió y me transporté a otra dimensión. Allí estabas tú, brillante, fulgurante. ¿Qué mano te dibujó? ¿Acaso fuiste tú, reclamando mi atención? ¿Tú y yo somos la misma mano artista? El mar y yo sabemos que sí.
Tocando la flauta se me escapó una nota. Su sonido huyó de mí y se perdió en la nada. Quise rescatarla, pero no fue posible. Continué tocando, pero la nota no apareció. Echo de menos su sonido profundo y siento que algo me falta. Una noche apagué la luz de la habitación y observé la…
¿Cuántas lecciones di a otros sobre la libertad? ¿Cuántas sobre soltar? ¿Cuántas sobre Ser? ¿Cuántas veces juzgué a la gente que tenía aves en jaulas para no sentirse en soledad, privando la libertad de esos seres? La vida me hablaba y yo no la entendía. No podía hacerlo porque también era un pájaro en mi…