Sé que vas a estar bien hoy. Recordé que cada vez que pensaba así mi vida mejoraba. Aparecían cosas diferentes que muchas veces dejaba pasar, pero me consolaba viendo que las podía ver, saber que existían.
Así, poco a poco, me atreví a dar pequeños pasos, a recoger aquello que la vida me mostraba, para tratar de cambiar, que el día fuera algo diferente al anterior, y hacerlo me dio la pista para que, al dar las gracias cada noche a la hora de dormir para abrirme a que el día siguiente, pudiera ver más posibilidades y continuar incorporando cosas nuevas a mi vida.
La magia de las mañanas, preludio del nuevo día, me ayuda a trazar la ruta en busca de un nuevo tesoro.
Quise compartirlo contigo porque escribirte me ayuda a conocerme mejor.
Gracias por estar ahí.
Feliz vida.