¿Qué tal? Pensé que era un buen momento para contarte que hoy recibí una gran noticia. Por fin pasé la página del libro que estaba leyendo hace ya un año. Al llegar a la página 85 me bloqueé. Un día sí y otro también tenía la intención de continuar pero lo dejaba siempre para un momento mejor.
Cada vez que pasaba junto a él lo miraba de reojo y me sentía culpable, con remordimientos, por no tener la fuerza de voluntad suficiente para continuar con la lectura.
Lo cierto es que es muy interesante. Cuenta la historia de alguien que superó un gran obstáculo en su vida, de esos grandes héroes silenciosos que son un ejemplo para muchos. No sé la razón por la que en aquél momento se me hizo cuesta arriba continuar.
Pero ya quedó atrás. Retomé su lectura y parece que solté un gran lastre. Ahora me siento mucho mejor y aprendí lo importante que es no dejar las cosas para otro momento, y otro, y otro… Al final acabas pensando mucho, sobre todo porque es algo que me gusta hacer.
Curioso cómo a veces detalles banales como este nos da lecciones tan grandes y reveladoras. Pero hay algo que no me cuesta nada y que hago con mucho placer: escribirte y compartir unos momentos contigo.
Gracias. Feliz día.