Hola. Pocas veces damos importancia a lo cotidiano y a las pequeñas cosas. Hay momentos en el día que muchas veces pasan desapercibidos porque no prestamos atención a detalles que no valoramos lo suficiente porque estamos más pendientes de lo que nos dicen que de lo que es importante, de lo que debemos tener en cuenta, y así nos vamos obsesionando por tener lo que no tenemos y a la vez tememos perder aquello que lo establecido dice que es importante.
No valoramos una conversación sincera y honesta aunque sea con un desconocido. No apreciamos la honestidad, ser agradecidos, respirar, poder mirar de frente y a los ojos a los demás, tener la tranquilidad de que hemos hecho lo que hemos hecho de la mejor forma que pudimos, tomar una taza de café o un te sentados en una terraza, escuchar cómo juegan unos niños, cómo se expresan tan inocentemente y con una sinceridad a veces arrolladora.
No estamos acostumbrados a caminar relajados, a tomarnos un tiempo para no hacer nada, con la simple compañía de nosotros mismos.
Cuando un día lo hacemos, descubrimos el placer tan inmenso que nos da porque nos hemos reencontrado. Así me ocurrió el día que empecé a escribirte. Pequeñas cartas y una felicidad inmensa.
Que tengas un gran día.