Se han escrito desde hace siglos muchas obras musicales. En ellas se expresan todo tipo de vivencias, experiencias, sentimientos, emociones e incluso cosas que escapan al entendimiento de muchos. La ópera refleja muchas de esas historias, pero también pequeñas canciones que cantaban los trovadores y juglares, que en estos tiempos se llaman cantautores. En realidad no importa tanto el valor artístico de la obra cuando su mensaje es lo principal. Letras que se imponen a la música que generosa y humildemente le cede a aquellas su protagonismo.
Gracias a lo que se llamó la canción protesta la gente pudo escuchar otra versión diferente de la realidad que se vivía en la sociedad día a día. En algunos casos le llegó a costar la vida a más de un autor por ser el estandarte de la bandera de la libertad de expresión y de las personas en general. Fue una manera importante de lanzar un mensaje que pudiera llegar por el medio más común y universal, convirtiéndonos a la vez en portavoces de esas canciones cuando las aprendíamos y las cantábamos.
Si lo analizamos, hoy en día los mensajes que se permiten llegar a través de los medios, prácticamente carecen de sentido profundo. Sólo se habla de violencia, sexo agresivo y de historias de amor en la que la venganza, depresión por la ausencia del ser querido y la traición son el aderezo principal de un plato de muy mal gusto que nos baja la frecuencia y nos mantiene en el pasado, porque si no perdonamos y olvidamos, no avanzamos.
Ahora me viene a la mente una de Gloria Estefan, que publicó hace años en un disco de boleros, en los que precisamente su característica principal era que abordaban estos temas de amores, lo queramos o no siempre presente en nuestras vidas, de una manera más positiva. Con un mensaje de esperanza en el futuro.
Y esto no sólo influye en las relaciones de pareja, lo hace también en el resto de aspectos de nuestra vida. Todo en el fondo son relaciones, en las que el amor, en sus diferentes facetas y aspectos, está presente. El rencor, el miedo, la ira, la envidia, la tiranía, son la misma energía en el polo opuesto.
Esta es una de esas canciones. Seguro que muchos conectan con ella o han conectado alguna vez en su vida. Hay canciones que reflejan la vida misma. Las vivencias comunes a todos y que, cuando las escuchas, parecen que te leen el pensamiento. Otras veces, parecen decir lo que no nos atrevemos. ¿O no?
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Si no escuchaste la canción aún hazlo un momento.
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Podemos cambiar el sentido que a primera vista pueda tener a nuestro favor. Prueba ahora a imaginar que quien te canta es una voz interior que se dirige a ti dándote un mensaje de esperanza, futuro, amor propio, reconciliación contigo mismo-a y de darte una nueva oportunidad en la vida. Como ves, todo tiene una doble interpretación, más de un significado aparente. Depende de cómo lo quiera entender tu mente, o como decimos en este medio: de lo que ocurra en otra realidad paralela.
Otras veces la música nos cuenta de una forma más velada la experiencia de quien la compuso que puede resonar con nosotros y empatizar con ella.
Todos y todas tenemos recuerdos de nuestra infancia, de la vida con nuestros compañeros de clase en el colegio, etc. Eso forma parte de nuestra memoria. Toda esa información forma parte de nosotros y nosotras, de nuestro presente. Y hace que interpretemos lo que nos ocurre conforme a esas memorias que tenemos. Todo ha quedado registrado aunque no lo recordemos, no lo podamos hacer consciente. Pero todo está grabado en nuestras células, en nuestros genes, en nuestro ADN.
Eso es lo que determina nuestra vida. No solo por lo que haya ocurrido, por el hecho en sí, sino por la interpretación que hicimos de esos hechos cuando ocurrieron y los registramos.
A lo largo de nuestra vida aparecen situaciones que parecen repetir aquello que vivimos, ya sea con la misma persona de entonces o con otras personas. Nos sentimos mal, volvemos a revivir experiencias negativas que nos hicieron sufrir porque tomamos unas decisiones y actuamos de una manera determinada que nos hicieron sentir mal. Es una especie de remordimiento, o sentido de culpa, inseguridad, hastío, cansancio, de estar tropezando siempre en la misma piedra cuando se repite una y otra vez.
Es posible que si alguien nos hirió al revivir la experiencia volvamos a actuar de la misma manera, reaccionemos ante la misma situación como lo hicimos. Y con el tiempo, vuelve a repetirse la experiencia. Pero eso nos hace sentir mal. Deprimidos, enfadados, tristes, angustiados. La canción de los Beatles Let it be, surgió de una experiencia que tuvo Paul McCartney. Tuvo una infancia dura, porque su madre murió siendo el adolescente. Esto le hizo madurar prematuramente y asumir responsabilidades que no son las de un niño de su edad. De mayor, siendo ya una persona de éxito, tuvo una crisis y en un sueño se le presentó su madre diciéndole que lo dejara pasar, que lo dejar ir: Let it be.
En una depresión, se pueden tomar decisiones muy duras, y el consejo de la madre fue que no hiciera nada, que lo dejara pasar. Es perdonar, perdonarse y continuar. Así funcionan las memorias, se presenta de nuevo lo que no supimos afrontar conforme al estado en que nos encontrábamos, para que tomemos decisiones diferentes, para que hagamos nuevas elecciones.
Dependiendo de si identificamos lo que nos ocurre y por qué, puede hacernos sentir más tristes, más ofuscados, desorientados, sentir dolor, tanto emocional como físicamente. Dependiendo de su profundidad, entramos en una gran noche, es como si se apagara la luz de repente. Caemos en un pozo en el que no vemos el fondo. Toda esa oscuridad nos impide ver la vida, y nos encontramos solos. Nadie puede hacer nada por nosotros, solo acompañarnos. Esa noche puede ser muy oscura y puede durar más o más tiempo, pero sabemos que tras la noche llega el día. Y el día llega, solo hay que pasar la experiencia.
Ese tiempo es el que nos trae las mayores lecciones que aprenderemos, y es la antesala a un gran y profundo cambio. Solo hay que pasarlo. Hay personas que han pasado esa noche atravesando un proceso de enfermedad, han estado al borde de la muerte incluso, o hasta clínicamente muertos. Luego, han vuelto a la vida y algo en su interior ha cambiado. Ya nunca vuelven a ser los mismos. Igual no tienen consciencia de qué les ha ocurrido, qué memorias se han despertado, pero eligieron y decidieron seguir adelante. Esperaron que la lámpara se enciendiera nuevamente y ver el camino a seguir.
Siempre, cuando vives esas noches oscuras, cuando aceptas lo que traiga, aparece un mundo nuevo ante ti. Algo en un lugar muy profundo cambia, se transforma y vuelves a nacer. Es un renacimiento en toda regla. La vida te ofrece una nueva realidad a la que debemos adaptarnos, sin muchas preguntas.
La canción de Barbra Streisand, Memory, explica este proceso. Además la música es bellísima y la interpretación extraordinaria.
La literatura está llena de noches oscuras, las noches oscuras del alma, que unas veces son mayores y otras menores, pero que siempre ofrecen un renacimiento a una nueva vida, a una nueva realidad. Es un gran despertar a una nueva consciencia. Y este proceso no es exclusivo de las personas, también lo sufre la sociedad, que está formada por personas. Esas grandes depresiones, que traen memorias de no se sabe qué tiempo, pero que contienen lecciones que debemos aprender para continuar adelante.
Una sociedad también debe aprender de su historia como ocurre con las personas, no para repetirla, sino para tomar un nuevo rumbo y seguir adelante. Actualmente todo parece acelerarse más, por lo que con mayor rapidez se suceden esos recuerdos. Sólo nuestra toma de consciencia como individuos hará que entre todos y todas elijamos lo que se precisa y decidamos llevarlo a cabo.
Esta es la traducción de la letra de Memory, de Barbra Streisand
Media noche
No hay ningún sonido en el pavimento
¿Ha perdido la luna su memoria?
Ella está sonriendo sola
En el farol
Las hojas marchitas juntas a mis pies
Y el viento empieza a soplar
Memoria,
Sola a la luz de la luna
Puedo soñar con los viejos tiempos.
Antes la vida era hermosa
Recuerdo el tiempo cuando sabía
Lo que era la felicidad.
Deja que mi memoria viva una vez más.
Cada farol de la calle pareciera
Dar una advertencia fatídica
Alguien murmulla y la lámpara de la calle relampaguea
y pronto amanecerá.
Luz de día
Tengo que esperar el amanecer.
Tengo que pensar en una nueva vida y
No tengo que rendirme.
Cuando la madrugada venga
Esta noche será un recuerdo también,
Y un nuevo día comenzará.
Se acabaron los días de fumar,
El cortejo de trasnoche huele a mañana.
Los faroles mueren,
Otra noche se acaba.
Otro día amanece.
Tócame,
Es muy fácil dejarme
Sola con la memoria
De mis días de sol.
Si tu me tocaras
Entenderías lo que es la felicidad.
Mira, un nuevo día ha empezado.